Inventa tu familia ahí donde la calle se dobla para hacerse nido de voces arrulladas por la luz, inventa un apodo para que la sangre te reconozca, y te haga libre. Toca hombros, nalguea culos, marca tu territorio como si solamente las paredes y la piel pudieran decirte realmente quién eres, porque nos dejaron mucho tiempo callados, y algo se les quebró a nuestros viejos. Saca la raza en el recorrido de los ojos danzantes, de nuestros brazos arrechos y saltones, de nuestro pelo negro azabache y los rallitos de colores que a veces nos distinguen, la familia es esta de tu esquina, a los hermanos todos los favores, a los demás, la ley.
1 comentario:
Conciso pero muy intenso, no solo me transporta a un lugar sino también a una identidad que reconozco.
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