De todas las perspectivas desde donde
puede lanzarse una mirada crítica a la realidad de una sociedad, la del humor a
través de la sátira ha sido, a lo largo de la historia, una de las grandes
revolucionarias. Aparece en escena del brazo de las crisis. Desacraliza,
desmitifica, convierte al humorista en un sujeto colectivo lúdico que se
defiende de la realidad y la represión del Poder con un arma que éste no
soporta: la risa: porque, como bien afirmaba el Premio Nobel de Literatura,
Darío Fo, la risa libera al hombre de sus miedos.
La Filosofía, el Teatro Romano y la
literatura picaresca del Siglo de Oro español han sido una ruta que ha dado
testimonio de los poderes del humor. En la cultura occidental la relación entre
la sátira y la política ha estado siempre presente, afirma el sociólogo
Alejandro Flores, quien sugiere como punto de partida la escuela de los Cínicos
de la Grecia antigua, aquellos que retaban permanentemente las actitudes y
convenciones de la Polis, la ciudad, no a través de un sistema de pensamiento,
sino, de una práctica de vida que causaba choque, como una manera de decir que
la forma de vida que llevaban los otros no era el camino para encontrar la
verdad. “Por toda la filosofía hay regresos a discutir el papel de cinismo, la
ironía, el sarcasmo y su poder para subvertir el orden establecido”, afirma
Flores, quien no duda en mencionar la manera en que han abordado el tema Hegel,
Nietzsche, y filósofos contemporáneos como Peter Sloterdijk o Zizek. “Con el
teatro romano, se llega al momento en que el comediante interpreta al dirigente
político y al hacerlo se mofa de él. Esta será una tradición que se mantendrá a
lo largo de la Edad Media”, concluye Flores. Otro es el caso de la literatura
del Siglo de Oro español y la aparición del género picaresco. En medio de una
profunda crisis nacional de la que alguna vez fue primera potencia europea,
surgen novelas que se valían del ingenio para señalar los vicios que
proliferaban en ese momento histórico en que la nobleza y el clero eran amos y
señores de los privilegios, mientras que el ciudadano común debía optar por la
mendicidad. Un claro retrato de la decadencia de la sociedad ante la que se
quería exponer de manera lúdica sus vicios para evitar que se repitieran. Así
se juntaban el humor, la crítica social y la instrucción a través del
entretenimiento, y se planteaban como una solución cómica para un conflicto que
más bien pintaba a tragedia.
La
irreverencia nació en verso
El periodismo satírico en Guatemala
tiene una paternidad bien definida: los poetas José Batres Montufar y Pepita
García Granados, quienes, juntos, protagonizaron la crítica escrita en medio
del conflicto liberal/conservador de la segunda década del siglo XIX, a través
del Cien veces una, una publicación
que nació en respuesta al Diez veces diez,
que los liberales habían editado en El Salvador. De esa época sobreviven dos
textos en los que se evidencia la maestría del humor, la crítica y la
construcción literaria de los poetas: El
boletín del cólera morbus, y El
sermón. El primero es una burla dirigida a las autoridades de salud, a sus
métodos y su lenguaje médico. El texto está escrito como si se tratara de una
obra teatral en la que participan los principales galenos de la época,
encabezados por el doctor Pedro Molina. A lo largo de la obra, cada uno de los
participantes narra su experiencia con el cólera para dejar al descubierto las
carencias que tenían para enfrentar el mal: uno no llegó a su destino, otro se
puso a examinar a un chompipe, otro prefirió imaginárselo todo desde lejos. En
el texto se describen, además, los síntomas y los períodos de la enfermedad, y
se emite un veredicto médico que no escapa de la crítica y el humor. El sermón, por su parte, es un poema
largo dedicado a un canónigo de apellido Castilla, amigo de Pepita, en el que
se hace una apología al sexo sin remordimiento, con el cual los poetas lanzan
un reto frontal y una crítica descarnada hacia una sociedad en donde reinaban
las falsas apariencias y la doble moral. Los textos satíricos obligaron a Pepita
a salir huyendo hacia Chiapas. En su defensa su familia argumentaba que su
tendencia a la sátira se debía a que era histérica, no al genio que
indudablemente compartía con el poeta. La amistad de ambos duró hasta la muerte
de Pepe Batres, incluso, más allá. Se cuenta que él volvió para cumplir su
promesa de informar acerca de la existencia del infierno, a partir de la cual
Pepita García Granados no volvió a escribir.
No nos tientes: el jolgorio de todos los dolores
“Pepe Batres Montufar fue el primer ‘nonostientero’.
Era fino, satírico y mordaz”, dice José, el sordo, Barnoya, el médico
considerado parte del patrimonio de la Huelga de Dolores, tomando en cuenta que
empezó a participar en ella desde la época en que acompañaba a su padre,
Joaquín Barnoya, a las actividades. El No
nos tientes es el periódico que desde hace 117 años ha resistido junto al
desfile carnavalesco de los estudiantes. Llegó a complementar la publicación de
los boletines en los que se criticaba lúdicamente al gobierno, el ejército, la
iglesia, la oligarquía y las autoridades universitarias. La facultad de Derecho
tuvo su propio periódico, pero solamente duró un año, se llamaba Vos dirés. Este, en cambio, ha
acompañado a varias generaciones, entre las que destacan la de 1920, encabezada
por Miguel Ángel Asturias, Joaquín Barnoya, Clemente Marroquín y José Luis
Balcarcel, que sacan la Huelga de la Universidad y la echan a las calles, y en
cuya década aparece también el cartel de la Chabela y el himno de los
estudiantes, La chalana, esa canción
satírica de combate que fue idea de Epaminondas González y Joaquín Barnoya, y
fue creada por José Luis Balcarcel, David Vela y el joven Miguel Ángel
Asturias. Eran los mismos que por esa época escribían para el No nos tientes, versos, epigramas y editoriales,
que se mezclaban con las colaboraciones más sobresalientes que recibían a
través de los buzones ubicados para ese fin. “Al principio era muy lúdico”
recuerda Barnoya, “no era una denuncia ni una crítica directa, era un juego en
el que salían a bailar nombres como el del líder del unionismo, Manuel Cobos
Batres, al que se conocía como Meme Corcobas; el del canciller del gobierno
unionista Luis Pedro Aguirre, a quien le decían Luis Pera Hermosa, porque tenía
la barbilla partida, o el del Presidente de la República, Carlos Herrera a
quien se mencionaba como Charly Sugar porque hablaba inglés y era dueño de
fincas azucareras. Tampoco se libraron de aparecer el Chilacayote, Juan José
Arévalo; el chelón, Arbenz, o Carlos Castillo Armas, el cara de hacha”. La
tradición fue evolucionando con el tiempo y también decayendo. La fe en la
crítica y la reflexión a través de la chispa y la ironía todavía la mantiene
Barnoya.
Sátira
2.0: los blogs y las “no-ticias”
“La Huelga de Dolores, el No nos tientes y los boletines fueron
una expresión relevante para la política. Tenían una perspectiva nacional, eran
una válvula de escape en donde, a pesar de la censura y las persecuciones, se
tenía un pequeño espacio para decir las cosas”, opina Alejandro Flores. “Hubo un
proceso en donde el abordaje de la política empezó a adquirir un carácter
solemne en los 60, con las persecuciones, matanzas y la militarización del
pensamiento, donde pareciera que la posibilidad de tener un discurso público
que siguiera la tradición del humor no era posible, estaban matando a todo el
mundo, no se podía hacer gracia de eso. La situación fue generando un clima de
mucha solemnidad en la crítica política. La calidad del chiste de la Huelga de
Dolores fue degenerando, pasó de ser un sátira en contra de la situación
política a ser la reproducción de estereotipos de raza y de género”. Explica.
Fue en el transcurso de los últimos años en que la sátira política vuelve,
propiciada por el internet y las redes sociales. Con la democratización de los
espacios de opinión aparecen los blogs, y con ellos algunas voces satíricas que
han sobrevivido de esa temporada. Uno de estos casos es el del escritor Juan
Pablo Dardón y su Fe de rata, un
espacio de crónica periodística y relatos llenos de humor, que durante la
temporada electoral recién pasada y la anterior se dio a la tarea de hacer un
análisis desenfadado de algunos de los partidos políticos participantes, así
como de publicar las que denominó Tropi
entrevistas, encuentros ficticios y amplias conversaciones con varios
candidatos, en las que se ventilaban su contexto, su pasado, sus intenciones, y
a más de alguno de ellos, en la vida real, le sacó algún enojo o alguna
carcajada. El caso de Rex Mamey y su blog, Mula
que es uno, llega a la sátira social por la vía de la fluidez y la crudeza
del lenguaje coloquial. Rex mamey es un personaje definido, que ha sabido
mantener su estilo para señalar sin piedad, pero con humor, los vicios y las
contradicciones de los guatemaltecos. De más reciente aparición que los
anteriores es el blog Canchinflín Hero
del narrador y artista visual Danilo Lara, quien tiene clara su intención de
pelear contra la cursilería, la solemnidad y el humor predecible del que está
lleno el lenguaje chapín. Su ingenio ronda los caminos más absurdos de la
cotidianidad, y su humor delata un juego bien cuidado. “La crítica social
académica es totalmente necesaria, pero, por su naturaleza, se realiza desde
una posición de estudio, distante. El humor bien hecho viene desde una posición
de empatía. El humor humaniza la crítica social”, opina Lara. Para Rex mamey,
aunado a eso, la importancia del humor consiste en permitir que los sucesos se
asimilen de una manera inesperada y a la vez eficaz, porque raramente se olvida
un buen chiste o una buena broma. Permite que la información llegue a más gente
y a grupos que, de no ser por el humor, quizá no se interesarían por nada.
*
Alrededor de los últimos cinco años,
la clase media que tiene acceso a redes sociales empezó a ser bombardeada por
los Memes, partículas mínimas de conocimiento en las que se empezaron a
plantear preguntas sobre la política, con astucia e inteligencia en buena parte
de los casos, y que propiciaban una reflexión que no se había dado con
anterioridad. Estos, además, vinieron a ser complemento de una nueva manera de
presentar las noticias en la red, que inició con diarios como El deforma,
The onion, Mongolia, El mundo today, entre otros, los
cuales dieron pie para que a lo largo del 2014 aparecieran, por lo menos, tres
medios guatemaltecos: El espurio, El informal y Revista
ictericia, que compiten a diario con una realidad que pareciera cada vez
más absurda, y que ha hecho tambalear a más de un lector desprevenido frente a
un texto que bien podría tratarse de una noticia verdadera, o una verosímil
realidad inventada. Esta ha sido la experiencia de El espurio, por
ejemplo, cuando con el nombramiento del futbolista Dwight Pezzarossi como
Ministro de Cultura, el país le ganó el titular de una idea que ya se habían
planteado trabajar. Algunas de sus notas, además, han sido causa de
aclaraciones en las redes de parte de personajes como Zury Ríos o Gloria
Álvarez; otras, incluso, han sido plagiadas por medios noticiosos impresos,
electrónicos y hasta televisivos, que las asumen como reales. Como fue el caso
de una nota replicada por Televisa, de la cual esperaban hacer un reportaje más
grande: era sobre narradores de fútbol y un veto hecho por la FIFA debido a que
eran muy aburridos. La importancia de esta tarea carnavalizadora, según El
Espurio, es que a través de la desacralización de los hechos y los
personajes, es mucho más fácil hacer llegar asuntos importantes a la población.
Bajarlos del pedestal hace que la gente se dé cuenta de que no hay intocables,
y de que es posible pedir, exigir. Por otro lado, el perfeccionamiento de la
técnica de la parodia noticiosa le ha ganado a El informal una amplia
cartera de lectores y seguidores. “Los medios de comunicación son como los
espantos, dijeran las abuelitas, no hay que creer ni dejar de creer. Todos
alguna vez hemos creído en noticias falsas o en ocasiones no creemos en algo
verídico y comprobado. La idea original es darle a la información ese toque de
humor que tenemos los guatemaltecos para contar las cosas”, afirman. Sus
“no-ticias”, como ellos las denominan, han tenido también momentos memorables,
como cuando publicaron que Calle 13 se rehusaba a realizar su concierto en
Guatemala porque se iba a celebrar en el Estadio del Ejército. La noticia
provocó reacciones de los organizadores, los vendedores de boletos, y hasta del
mismo artista. Todos se encargaron de desmentir la información. A Ictericia, por su parte, le generó
miles de visitas y enojos la noticia de
que Cash Luna sería nombrado Superintendente de la SAT. Como el caso de los
otros, la apuesta de este medio es por el humor inteligente. Es hacer el tipo
de crítica que pone en alerta al lector y, a la vez, lo entretiene.
*
La invasión, la crisis de la época
independiente, las dictaduras, la revolución y su caída, 36 años de conflicto,
un sistema lleno de inconsistencias, el saqueo nacional. Guatemala ha sido un
terreno a su vez apto y contrario para el surgimiento de la sátira. Para
Alejandro Flores, el hecho de que una sociedad tan golpeada como la
guatemalteca tienda siempre hacia el chiste, encuentra sus orígenes en la
tradición barroca de Mesoamérica, esa parte de ingobernabilidad que han tenido
los pueblos de la región durante la historia del colonialismo. “Bolívar
Echeverría habla acerca del elemento subversivo del barroco, evidente en las
iglesias del período colonial. Abusando un poco de sus ideas, creo que el
guatemalteco a pesar de estar viviendo situaciones tan adversas puede tomar el
espacio para respirar y reírse de algo, porque la risa permite crear empatía,
al contrario de ciertas religiones, espacios de producción de pensamiento
político de la izquierda tradicional más marxistona, o los libertarios de
derecha. Gente de pensamiento cerrado y radical que puede llegar a confundir el
chiste con el insulto. El humor puede ser revolucionario porque crea la
posibilidad de que las clases subalternas puedan reírse de las élites, permite
comunicar su descontento y producir conciencia”. En esto Alejandro Flores
coincide con el escritor Juan Pablo Dardón, para quien la risa bota más
gobiernos e ideas que las balas. Es más peligrosa que un ejército. Reír, dice,
es la epidemia de vida más grande que tenemos como especie. Y seguramente tiene
razón. El humor es uno de los niveles de la rebeldía. Es resistencia individual
y colectiva, el vestido festivo de la verdad. El humor puede llegar a ser cosa
seria.
(RECUADRO)
Enlaces:
Fe
de rata / Juan Pablo Dardón
Mula
que es uno / Rex Mamey
Canchinfín
hero / Danilo Lara
El
espurio
El
informal
Revista
ictericia
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