martes, 5 de febrero de 2008

Noche de circo –epílogo-

A la mañana siguiente, luego de su visita al circo, la mujer descubrió, admirada, mientras examinaba su rostro en el espejo, que tenía la nariz cada vez más roja. Recordó lo que había escrito la noche anterior y esperó paciente cualquier conato de carcajada, pero, en cambio, empezó un incontenible llanto en el ojo derecho que no tardó en contagiarse al izquierdo.
Mientras se examinaba los párpados irritados, imaginó el diagnóstico materno –catarro por embelequería- y, como que viniera de fuera, escuchó a través del silbido que atravesaba sus oídos tapados, cómo su garganta irritada emitía, sin proponérselo, una risita tímida y gangosa.

1 comentario:

Petoulqui dijo...

No sabía que esto tenía continuación.

Incluso, sería interesante leer otro capítulo en la vida de esta mujer quien fue al circo.

Su relato me recordó al aria "Vesti La Giubba" de I Pagliacci de Leoncavallo.