Después de una larga ausencia obligada por el trabajo, los últimos esfuerzos universitarios, y la pobreza de las carteleras, volví a las salas de cine, a la peregrinación contrarreloj para llegar a tiempo, a la angustia de dar un paso en el vacío dentro de la oscuridad de la sala.
Es viernes en la tarde. El objetivo: el orfanato. Una película española de Juan Antonio Bayona.
El espacio, bastante concurrido, amenazaba con una función exasperante: con ruido de masticadas salvajes, sorbos angustiosos en vasos vacíos, crujido de bolsas de papel, amenas pláticas de esquina/película de fondo, y ringtones de reggaeton en cada silencio.
Nada de eso. Silencio total. Una que otra risita nerviosa al final de cada ataque de suspenso. Quizá, el mejor medidor de una película fenomenal.
El orfanato es la historia de una mujer que vuelve a la casa donde creció, y de donde fue adoptada, para crear un centro de cuidado para niños con discapacidades. Allí inicia una búsqueda exhaustiva que la lleva a explorar un universo apenas perceptible, y a enfrentarse con el inquietante mundo que se intuye más allá de los sentidos.
Lo sobrenatural siempre causa fascinación. Esa leve angustia ante la inminencia del gran misterio que abre otras posibilidades cuando se traspasa la puerta de la vida. Los mitos que surgen cuando vemos que la existencia es repetición, cerrar círculos.
Excelente historia de Sergio G. Sánchez, guionista asturiano. Genial manejo del suspenso, el terror y de la música. Toda una cátedra de metafísica para los gringos que necesitan recurrir a la sangre para generar el miedo. Muy buenas actuaciones. Incluida la de Edgar Vivar –mejor conocido en el bajo mundo como “el señor barriga”-. Y un bello manejo de la fotografía: ángulos, movimientos y color.
No pude experimentar una mejor reconciliación con el cine. Cinco poporopos.
Es viernes en la tarde. El objetivo: el orfanato. Una película española de Juan Antonio Bayona.
El espacio, bastante concurrido, amenazaba con una función exasperante: con ruido de masticadas salvajes, sorbos angustiosos en vasos vacíos, crujido de bolsas de papel, amenas pláticas de esquina/película de fondo, y ringtones de reggaeton en cada silencio.
Nada de eso. Silencio total. Una que otra risita nerviosa al final de cada ataque de suspenso. Quizá, el mejor medidor de una película fenomenal.
El orfanato es la historia de una mujer que vuelve a la casa donde creció, y de donde fue adoptada, para crear un centro de cuidado para niños con discapacidades. Allí inicia una búsqueda exhaustiva que la lleva a explorar un universo apenas perceptible, y a enfrentarse con el inquietante mundo que se intuye más allá de los sentidos.
Lo sobrenatural siempre causa fascinación. Esa leve angustia ante la inminencia del gran misterio que abre otras posibilidades cuando se traspasa la puerta de la vida. Los mitos que surgen cuando vemos que la existencia es repetición, cerrar círculos.
Excelente historia de Sergio G. Sánchez, guionista asturiano. Genial manejo del suspenso, el terror y de la música. Toda una cátedra de metafísica para los gringos que necesitan recurrir a la sangre para generar el miedo. Muy buenas actuaciones. Incluida la de Edgar Vivar –mejor conocido en el bajo mundo como “el señor barriga”-. Y un bello manejo de la fotografía: ángulos, movimientos y color.
No pude experimentar una mejor reconciliación con el cine. Cinco poporopos.
4 comentarios:
No me suena la película. Pero con tu recomendación veré si la pido.
Saludos.
Entrale vos!! me encantó. Yo soy bien llena de cuentos para las películas. Si la mirás me contás. Un abrazo.
con las peliculas españolas siempre he tenido algunos problemas, y es que no me las aguanto, incluso el laberinto del fauno no me gustó nada -aunque me vayan a hechar piedra por decirlo-, pero como se que hay criterio de parte del paracaidas, la voy a ver. saludos y gracias por recomendar y hacer esa reseña tan real. ademas, me da curiosidad ver al señor vivar por ahi. saludos
Saloodos zoomo: de verdad que tengo una deuda pendiente por la fábrica, luego le escribo más despacio. Por lo demás, suerte con el Orfanato. Siempre cuénteme qué le pareció jeje.
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