viernes, 12 de noviembre de 2021

Tal vez a mi padre sí le hubiera gustado Cry macho

 


Clint Eastwood tiene más de 90 años y, en medio de la pandemia, se puso a rodar la que tal vez será su última película. Volvió, así, a uno de los temas que lo definió a lo largo de su carrera, volvió al cowboy, ese personaje con el que, desde mediados de los 60, se ganó a un público que iba al cine para ver cómo los italianos se habían propuesto reinventar el western y lo iban convirtiendo en un género caído desde la idealización y del heroísmo norteamericano. Películas que a mí me remiten a la infancia, a la tv encendida y a mi padre en casa, un domingo por la tarde, su único momento de descanso, durante el que se podía escuchar el silbido de las balas desde la sala familiar.

Digo esto, porque estoy segura de que esta es una de esas películas que habría esperado para ver a su lado, una película que, a él, quizá, sí le hubiera gustado, porque a él no le gustaban los vaqueros malos, sino esos que saldaban sus deudas pendientes, los que envejecían fieles a sí mismos y a los ideales del mundo que conocieron, los gruñones llenos de bondad hacia los otros y hacia los animales, los que no podían ni querían ser malos, ni siquiera con los malos.  

Ese era el equipo al que le iba mi padre, a pesar de que él mismo fue un vaquero que no alcanzó a llegar a viejo. O, más bien, a pesar de que fue un vaquero que menguó de repente, como si la vejez se hubiera instalado en él con la fuerza de una bala expansiva, una de las que hacen cabalgar entre el delirio y la fiebre durante los últimos tramos del desierto, antes de que los vaqueros no puedan seguir más. Fue un vaquero solitario sin una épica final, aunque no dudo que haya hecho sus cuentas mentales y se haya ido ganando y en paz.

Escribo esto, segura del final de la Era de un gran nombre en el cine y del final de una Era personal. En ese espacio en el que ambas confluyen dentro de mí, sacudo el polvo de mi sombrero metafísico y sigo cabalgando hacia la incertidumbre que me espera detrás del horizonte. 

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